Offerings to memory. Unamuno, Life 5.18

What is culture? Offerings to memory. But if memory is mortal, the offering can fail. A tragedy.


Y los racionalistas que no caen en la rabia antiteológica se empeñan en convencer al hombre que hay motivos para vivir y hay consuelo de haber nacido, aunque haya de llegar un tiempo, al cabo de más o menos decenas, centenas o millones de siglos, en que toda conciencia humana haya desaparecido. Y estos motivos de vivir y obrar, esto que algunos llaman humanismo, son la maravilla de la oquedad afectiva y emocional del racionalismo y de su estupenda hipocresía, empeñada en sacrificar la sinceridad a la veracidad, y en no confesar que la razón es una potencia desconsoladora y disolvente.

¿He de volver a repetir lo que ya he dicho sobre todo eso de fraguar cultura, de progresar, de realizar el bien, la verdad y la belleza, de traer la justicia a la tierra, de hacer mejor la vida para los que nos sucedan, de servir a no sé qué destino, sin preocuparnos del fin último de cada uno de nosotros? ¿He de volver a hablaros de la suprema vaciedad de la cultura, de la ciencia, del arte, del bien, de la verdad, de la belleza, de la justicia ... de todas estas hermosas concepciones, si al fin y al cabo, dentro de cuatro días o dentro de cuatro millones de siglos —que para el caso es igual—, no ha de existir conciencia humana que reciba la cultura, la ciencia, el arte, el bien, la verdad, la belleza, la justicia y todo lo demás así?


Rationalists who avoid the pitfall of hating theology undertake the burden of convincing humanity that there are motives for living, and consolation for having been born, despite the fact that a time shall come, at the end of tens, hundreds, or millions of centuries, in which all human consciousness has vanished. Rational motives for living and working, motives that some call humanism, are a miracle, emanating as they do from the affective and emotional emptiness of rationalism, which must sacrifice sincerity to truth in a stupendous show of hypocrisy, omitting to confess that reason is a faculty for discomfort and dissolution.

Must I repeat again what I have already said about the business of forging culture and progress, of making goodness, truth, and beauty manifest in real life, of bringing justice to the earth, of improving life for those who follow us, of serving some high destiny, with no thought for the final end of anyone among us? Must I address you once more regarding the supreme vanity of culture, of science, of art, of goodness, of truth, of beauty, of justice, of every beautiful conception, if at the end of it allwhich might arrive in four days or four million centuries, for all the difference it makes—there is no human consciousness to receive it, to remember the culture, the science, the art, the goodness, the truth, the beauty, the justice, and every other treasure in this vein?