People are prior to ideas. Unamuno, Life 1.3
Unamuno sees philosophy as primarily about people rather than ideas. The ideas people hold are for him a function of how they live, who they are as human beings (de carne y hueso). Philosophy happens as you express via some signal the ideas you derive from your material life. You can listen to me read this passage <here>.
En las más de las historias
de la filosofía que conozco se nos presenta a los sistemas como
originándose los unos de los otros, y sus
autores, los filósofos, apenas aparecen sino como meros pretextos.
La íntima biografía de los filósofos, de los hombres que
filosofaron, ocupa un lugar secundario. Y es ella, sin embargo, esa
íntima biografía la que más cosas nos explica.
Cúmplenos decir, ante todo,
que la filosofía se acuesta más a la poesía que no a la ciencia.
Cuantos sistemas filosóficos se han fraguado como suprema
concinación de los resultados finales de las ciencias particulares, en un período
cualquiera, han tenido mucha menos consistencia y menos vida que
aquellos otros que representaban el
anhelo integral del espíritu de su autor.
Y es que las ciencias,
importándonos tanto y siendo indispensables para nuestra vida y
nuestro pensamiento, nos son, en cierto sentido, más extrañas que
la filosofía. Cumplen un fin más objetivo, es decir, más fuera de nosotros.
Son, en el fondo, cosa de economía. Un nuevo descubrimiento
científico, de los que llamamos teóricos, es como un descubrimiento
mecánico; el de la máquina de vapor, el teléfono, el fonógrafo,
el aeroplano, una cosa que sirve para algo. Así, el teléfono puede
servirnos para comunicarnos a distancia con la mujer amada. ¿Pero
esta para qué nos sirve? Toma uno el tranvía eléctrico para ir a
oír una ópera; y se pregunta: ¿cuál es, en este caso, más útil,
el tranvía o la ópera?
Most histories of philosophy that I know present us with systems of
thought originating from one another while their authors, the
philosophers, scarcely appear as anything more than pretext. The
intimate biography of philosophers, of human beings who happened to
philosophize, occupies a secondary role. Nevertheless, it is this
which offers us more and better explanations.
The
first thing to recognize is that philosophy is more akin to poetry
than to science. In every age, philosophical systems forged as final
expressions of the achievements of particular sciences have had much
less consistency and less life than those representing the
true ardor of their author's spirit.
The
reason for this is that the sciences, for all that they are very
important and even essential to our life and thought, are stranger to
us than is philosophy. They fulfil an end that is more objective
than philosophy's, more
external to us. At
their core, they are a matter of economy or logistics. A new
scientific discovery of the sort that we call theory is like
a mechanical invention. Like
the steam engine, the telephone, the phonograph, or the airplane, it
is a tool for doing something. Thus, the telephone allows us to
communicate with our beloved at a distance. That is its purpose. But
what is the beloved for? Someone takes an electric trolley to go hear
an opera. The question arises, 'What is more useful in this case, the
trolley or the opera?'